jueves, 22 de noviembre de 2012

Una declaración inapropiada

Una declaración de Hugo Sivina, casi al final de su gestión al frente del JNE, ha pasado inadvertida, a pesar de la relevancia política que podría tener en la elección presidencial del 2016.
 En resumen, si la primera dama Nadine Heredia lo quisiera, tendría el camino despejado para ser candidata sin tener que cambiar la ley electoral que hoy se lo impide.
 Al final de la extensa entrevista a Sivina, publicada en El Comercio el lunes pasado, le preguntan “¿Según la ley electoral, la primera dama puede participar en las próximas elecciones?” Y la respuesta, sin titubear, fue: “Habría que revisar qué dice la Constitución, si lo permite o no. Está por encima de cualquier ley”.
 Lo que Sivina plantea es que una ley no puede limitar lo que establece la Constitución, la cual señala, en el artículo 110, que “para ser elegido Presidente de la República se requiere ser peruano por nacimiento, tener más de treinta y cinco años de edad al momento de la postulación y gozar del derecho de sufragio”.
 En ninguna parte de la Constitución se limita del derecho de postular a la Presidencia por ser pariente ni esposa del jefe de Estado. Es decir, que una ley electoral que –como la actual– establece impedimentos adicionales a los previstos en la Constitución, no sería un obstáculo real para postular a la Presidencia.
 Con esa lógica, si Heredia quisiera ser candidata, no tendría que pasar por una votación del Congreso para cambiar la ley electoral –como se ha venido diciendo– sino que le bastaría plantear el tema al Tribunal Constitucional, instancia que seguramente decidiría como piensa Sivina.
 Mientras tanto, la percepción de la acumulación de poder de Heredia sigue en alza. Los políticos creen que ella decide todo. Ulises Humala sostuvo ayer que su hermano Antauro volvió a la Base Naval por culpa de su cuñada, y Javier Diez Canseco señala que pasará noventa días fuera del Congreso porque así lo quiso la primera dama.
 A su vez, su aprobación en la opinión pública creció hasta 59% en noviembre –cinco puntos más que en octubre– mientras que, ante cada problema social, la persona que le pide algo al gobierno se dirige a la primera dama en vez del presidente.
 Pero hay dos problemas. Uno es político: hay que ver cómo llega este gobierno en el 2016. Y probablemente lo haga, como todos los gobiernos peruanos, con la lengua afuera.
 El otro es más importante y es ético: la candidatura de Heredia en el 2016 podría hasta llegar a ser legal, pero sería inmoral, pues ella llegó al poder, con su marido, con unas leyes electorales que se comprometió a no cambiarlas para una reelección. Y el hecho de que la esposa del presidente sea candidata es, sin duda, una forma encubierta de reelección.

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